Mi pequeño desea ser futbolista, cuando sea mayor. Atrás ha quedado la época en que quería ser bombero, astronauta, marciano (¡Si, marciano!), maestro, y gemólogo. Ahora su ambición es llegar a ser futbolista, o jugador de soccer, como aquí lo llaman. El fútbol en Massachusetts es y será el fútbol americano, el de Tom Brady y los Patriots, el de los cascos y los touchdowns. Pero no. Mi hijo no se ha dejado influir por el fútbol americano, y quiere ser un jugador que da patadas a la pelota, para que ésta acabe finalmente dentro de una portería.
Pero mi hijo cuenta con un handicap muy importante para lograr su sueño: el tiempo. Si, el tiempo. En Massachusetts, como en cualquier parte del mundo, tenemos cuatro estaciones. En invierno, el frío, el viento y la nieve impeden la práctica de cualquier deporte en el exterior. Como el verano es harto caluroso y los jovenzuelos no tienen un horario estricto, sólo puede practicarse el fútbol durante las estaciones temperadas, oséase, primavera y otoño. ¿Y qué entiendo por temperadas? Pues son las estaciones en que las temperaturas están entre los cuarenta y los setenta grados fahrenheit, donde las flores brotan por doquier, o las hojas de los árboles se transforman en unos colores cálidos dignos de la más impresionante alfombra turca.
Pero bucolismo aparte, seamos prácticos. ¿Po qué la vegetación de Massachusetts es tan espléndida? Pues porqué durante los meses de primavera y verano llueve. Y mucho. No, no llueve cuatro gotitas de nada, ni un chubascón perdido que amaina enseguida. Llueve y llueve. Y los campos de césped lucen bellos y verdes, preparados para acoger a los pequeños futuros futbolistas. Si, lucen bellos porqué ningún futbolista los pisa, debido al alto nivel de humedad de las hojas y a la lluvia ¡¡¡¡que no hay manera que amaine!!!!!!!
Vamos a ver, si en lo que va de temporada de primavera, debido a lluvias torrenciales o no, se han cancelado el 70% de entrenamientos entre semana y el 50% de partidos (la diferencia del 20% no es porqué las precipitaciones mejoren los sábados,no. Simplemente es porqué los churumbeles juegan bajo la lluvia, mientras unos abnegados padres nos cubrimos los pies con botas de agua y las cabezas con paraguas para elefantes). ¿Cómo puede mi hijo emular a jugadores que han nacido en países cálidos, donde han podido chutar a la pelota sin la inclemencia del tiempo?¿Cómo puede?¿Cómo?
Massachusetts es genial para muchos deportes de interior, pero malo, malo para los de exterior. Estoy esperando a pies juntillas que mi pequeño entre en otra fase de:
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