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Mostrando entradas de junio, 2019

Salvemos las abejas

Una tarde cualquiera, alguien llama a la puerta de casa. Voy a abrir y me aparece un muchacho muy joven, vestido de Indiana Jones, pero sin sombrero y con el pelo recogido en una larga cola. Educadamente, empieza a hablarme de las abejas.  Para ponernos en antecedentes, yo tengo diversas relaciones con estos pequeños animales, tanto literarias, como audiovisuales, como físicas.  A nivel literario, siendo yo muy pequeña, leí una novela titulada "el enjambre", donde millares de abejas asesinas mataban gran parte de la población humana. Me reconcilié con ellas hace poco más de dos años, al leer "The secret life of bees", donde una fantástica Sue Monk Kidd hablaba del racismo a través de unas extraordinarias cuidadores de abejas.  A nivel audiovisual, "la abeja Maya" colmó mis ansias de saber sobre el mundo animal, y la pequeña y traviesa abeja hizo que pasase momentos entrañables.  A nivel personal, unas abejas picaron a mi hijo mayor en la mejilla a

Jamboree

Venga, pues, la temporada de fútbol (soccer) de los niños ha terminado. Y la última semana, los entrenadores, unos muchachotes jóvenes y simpáticos que aún no han terminado la escuela secundaria (High School), nos envían unos correos electrónicos a los padres abnegados, anunciándonos una jamboree, o un campeonato de fútbol entre los diferentes equipos de la localidad.  El día y la hora señalados, los padres nos levantamos temprano un sábado (como cualquier otro sábado), para acompañar a nuestros hijos a su campeonato. Yo acarreo mi silla plegable, y mi hijo, vestido de futbolista, acarrea su botella de agua, y su caja de galletas preferidas, lista para compartir con sus compañeros en las penas y alegrías futbolísticas.  Mi asombro es bárbaro (aunque a estas alturas, ya nada debería intimidarme, de los americanos), puesto que la mayoría de gente viene preparada para pasar el día contemplando los pinitos de su hijo en materia futbolera. Muchos de los padres traen unas carpas plegabl

Los tiempos de la banda

Junio. Tiempo para descubrir las habilidades artísticas de tu hijo, ya sea en forma de canto, o tocando un instrumento, o actuando en un festival. Mis retoños participan en la banda escolar, con lo cual, tuve la oportunidad de escuchar los sonidos que emergían de sus instrumentos. Pero el concierto no es sólo el momento en que tu hijo emite notas musicales. Hay mucho más. Lo cuento. Tiempo de silencio El día del concierto, llegué la primera al teatro de la escuela. Me senté, y observé a mi alrededor. A lo lejos, podía escuchar cómo los compañeros de mi hijo ensayaban, pero dentro del teatro, todo era paz y soledad. Hasta que llegó el segundo tiempo. Tiempo de madres Las madres llegan recién salidas de la peluquería, enfundadas en unos tejanos y con unos tacones atrevidos. Su tarea es árdua, puesto que deben reservar asiento para sus antepasados y para sus descendientes, es decir, para los abuelos y los hermanos del músico. Todo son sonrisas para con las otras madres, y se

La meteorología y el fútbol

Mi pequeño desea ser futbolista, cuando sea mayor. Atrás ha quedado la época en que quería ser bombero, astronauta, marciano (¡Si, marciano!), maestro, y gemólogo. Ahora su ambición es llegar a ser futbolista, o jugador de soccer, como aquí lo llaman. El fútbol en Massachusetts es y será el fútbol americano, el de Tom Brady y los Patriots, el de los cascos y los touchdowns. Pero no. Mi hijo no se ha dejado influir por el fútbol americano, y quiere ser un jugador que da patadas a la pelota, para que ésta acabe finalmente dentro de una portería. Pero mi hijo cuenta con un handicap muy importante para lograr su sueño: el tiempo. Si, el tiempo. En Massachusetts, como en cualquier parte del mundo, tenemos cuatro estaciones. En invierno, el frío, el viento y la nieve impeden la práctica de cualquier deporte en el exterior. Como el verano es harto caluroso y los jovenzuelos no tienen un horario estricto, sólo puede practicarse el fútbol durante las estaciones temperadas, oséase, primavera