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Mostrando entradas de enero, 2016

Have a nice day de autopista

Acostumbro a conducir por autopista. Hacia Boston en hora punta prefiero la autopista a los semáforos de las carreteras colindantes. Hacia las afueras el camino también es mejor para evitar parar continuamente en los abundantes semáforos. Así pues, cada día tomo la autopista, la MassPike , para dirigirme al trabajo. A la entrada de la autopista, recojo un tíquet y a la salida, una persona me lo recoge y me dice lo que debo pagar. Y claro, pago. Las personas que están dentro de un reducido habitáculo muchas horas, entregando tíquets o recogiéndolos y cobrando a los conductores son muy diversas: - hay la señora ya mayor, con gafas y pequeñita, - el hombretón de panza enorme, - la chiquilla con trenzas por toda la cabeza, - el chico tímido que casi ni te mira, - el chico extrovertido que te contagia su amplia sonrisa, - la mujer madura con cara cansada, - el hombre de mediana edad con los ojos muy muy abiertos, -... y eso si, con fisionomías provenientes de todos lo

Casi me atraganto con el Peek week

Lunes mediodía. Después de una mañana ajetreada, me preparo un almuerzo demasiado calórico y me siento en el comedor para empezar a degustarlo delante de la tablet (algo que mis hijos tienen prohibido). Al cabo de un rato, me acuerdo que esta semana es el Peek Week , con lo cual abro el email del director de la escuela de mis peques para apuntarme los horarios en los que acudiré a ver a mis hijos haciendo volteretas. Vamos a ver... el peque tiene una sesión el jueves por la mañana y el viernes, con lo cual acudiré el jueves.... el mayor tiene una sesión...¡HACE QUINCE MINUTOS QUE HA EMPEZADOOOOOOOO!¡Y a la siguiente no puedo ir tampoco pues trabajo!!!!!! Y aquí si, consigo batir mi propio récord de velocidad: - Abro la boca al descubrir que estoy llegando tarde. - Cierro la boca y me levanto de la silla. - Me pongo las botas y me ato (más o menos) los cordones. - Cojo el bolso y me pongo la chaqueta (al mismo tiempo, con lo cual me hago un embrollo). - Abro la puerta del

Expats informados

Porque cada vez somos más. Más expatriados , más gente que abandona sus hogares, o su zona de confort, o su patria, o la casa de toda la vida para tener un futuro mejor fuera del mundo conocido hasta entonces.  El perfil del expatriado actual es diferente del perfil del imigrante en la época de nuestros abuelos. Y las tecnologías ahora normales eran una quimera hace pocas décadas.  ¿Queremos irnos a vivir al extranjero? Lo primero que hacemos es buscar información en casa del señor Google . Y vaya si encontramos. Útil e inútil, pero nos pasaremos horas delante del ordenador mirando la que más nos conviene. ¿Que si yo hice lo mismo? Pues claro, como no. Y una de mis primeras fuentes de información ahora se ha renovado. Porque la autocrítica es conveniente y la renovación necesaria.  Os paso un escrito sobre su nueva era. Han puesto en marcha un proyecto ambicioso que pretende aglutinar a multitud de historias de expatriados. Quieren ser una referencia mundial para el expatriad

El club de las narices rojas

Ya está aquí. Ha tardado demasiado, contra todo pronóstico, pero finalmente el frío está calando en todos los parajes de Massachusetts. Por supuesto, como buena madre, lo que hago es convertir a mis hijos en muñecos Michelin antes de salir a la calle y enfrentarse con esas temperaturas que te hielan la sangre si pueden. Camiseta, pantalones de deporte y ropa interior. Bueno, vale, como siempre. Y ahora todo lo demás: - pantalones de esquí - guantes - gorro - bufanda - anorac - botas todo marcado, etiquetado, porque las posibilidades de perder uno de estos gadgets en la escuela son bastante elevadas. En la maleta del cole, las zapatillas normales para correr mejor dentro del recinto escolar. Y venga, así estamos. Mis hijos vestidos así no pueden estar mucho rato dentro de casa, puesto que les entra un sofocón, con lo cual corremos hacia el coche y, como si de muñecos inflables se tratara, les empujo para que ellos y toda la ropa entren por la puerta. Llegamos a

Abuelita ¿dónde estás?

Hoy he podido ir a recogerte al centro de día. Al escuchar tu nombre, has sacado la cabeza tímidamente por la puerta y me has mirado, sorprendida. No me has reconocido, lo sé, pero me has saludado con un "Hola, bonita!" "Hola, abuelita, soy tu nieta. Hoy vengo yo a recogerte. ¿Te parece bien?" "¡Oh, qué alegría! ¿Cuando has llegado?" "Hemos venido a pasar las vacaciones en casa, llegamos el veintitrés de diciembre." "¡Ah!" Te ayudan a ponerte el abrigo, te desean unas felices fiestas y tu les devuelves la felicitación con sonrisa incluida. Y salimos a la calle. Tu me coges del brazo. Yo te paso la mano por encima de la tuya y te observo. Pareces tranquila y contenta de que haya venido a buscarte. Tu cara es bondad y delicadeza, atrás han quedado los días en que desprendías fuerza y seguridad en ti misma. El sol luce en todo su esplendor, el cielo es azul y nos invita a pasear. "Abuelita, ¿te apetece dar una vuelta