Ir al contenido principal

Perdón infantil

No me gusta cocinar. Creo que paso un tiempo enorme dentro de la cocina, pelando, cortando, friendo, guisando... para luego que vengan mis churumbeles y su padre amantísimo y se lo zampen todo en menos que canta un gallo. Para después lavar todo el material usado para cocinar y para comer. No. Es un trabajo que hago por afán de supervivencia, pero que no me gusta.
El otro día cociné libritos de lomo. Corto trozos de carne de cerdo, como si de un libro se tratase, los salo, le pongo dentro del librillo un poco de queso y de jamón dulce, cierro el libro, lo cubro con huevo y con trozos de pan picado. Y a la sartén para que vayan cociéndose.
Y mientras, yo que pienso:
- para quedarme en la cocina vigilando cómo se van cociendo, mejor me voy a escribir un ratito.
Y me pongo a escribir. Unas líneas. Y otras pocas. Y pierdo la noción del tiempo. Huelo a quemado. Voy rauda y veloz a la cocina, y giro los libritos de lomo. Por la parte que tocaban a la cacerola, su color es marronoso tirando a negro, y parecen trozos de carbón dispuestos a calentarnos en las frías noches de invierno, que algo comestible. Bueno, no pasa nada. Les doy la vuelta para que queden cocidos un poco del otro lado. Pero no me quedaré observándolos, que mi tiempo es oro. Regreso a mi escritura, escribo y escribo hasta que la musa de la cocina me despierta de mi ensoñación literaria y me apremia para que vaya a la cocina. Efectivamente, la parte que estaba poco cocida, ahora ya se ha homogeneizado con la parte carbonosa. Si Superman apretara estos trozos de carne quemada, estoy segura que sacaría diamante puro.
Pero yo no me amedranto. ¡Ja! (Bueno, básicamente no había dispuesto de plan b y en la nevera no hay nada más). Pongo los trozos carbonizados en una plata y llamo para que mis churumbeles vengan a comer. Les pongo muchas judías verdes en el plato y les digo que cojan los trozos de carne que deseen.
Me miran a mi. Miran a la carne. Sin decir ni mu, cada uno se sirve un trozo. Intentan cortarlo. Se escucha el chirriar del cuchillo contra la pieza quemada. El más valiente abre la boca e intenta masticar.
Mamá, estos libritos te han quedado un poquito quemados, me dice mi churumbel, sin ánimo de ofender. 
¡Pobres vástagos míos!¡Es que son unos buenorros!¡Esto de vivir en Massachusetts y que la gente no quiera ofenderte con sus comentarios es lo más!

Comentarios

Entradas populares de este blog

De como el ratoncito conoció al elfo

"¡Mira, mamá!" me dice mi pequeño orgulloso, mostrándome una pequeña caja de plástico azul en forma de baúl. "¡El diente que se me movía se me ha caído durante la comida en el cole!". Pues veremos lo que te trae esta noche el Ratoncito Pérez. En casa, aunque en Massachusetts, intentamos mantener las tradiciones con las que hemos crecido mi marido y yo. En el caso de los dientes, a nuestros pequeños no los visita el hada de los dientes americana, la famosa Fairy Tooth . En nuestra casa aparece el Ratoncito Pérez, para traer algún pequeño regalito como intercambio del diente que descansa quietecito debajo de la almohada. Pero hoy mi pequeño me pide que yo misma hable con el Ratoncito Pérez y le pida un regalo inusual. "Mamá, yo quiero que el Ratoncito Pérez me traiga de regalo al Elf on the shelf ". ¿Cómo?¿Y ese quién es? Reconozco que lo he visto multitud de veces en multitud de tiendas por las que paseo para encontrar regalos innecesarios para gen

Positivizando

He decidido publicar un listado de cosas que me gustan de Massachusetts.  Me encantaría saber si alguien comparte alguno de los puntos que ahora mismito menciono, dondequiera que sea el trocito de mundo donde vive. Y se me ha ocurrido lanzar la campaña "POSITIVÍZATE", para que todos contemos aspectos negativos de donde vivimos, pero en plan positivo. Seguro que encontramos muchas situaciones que en principio no son chulas, pero a las que conseguimos darle la vuelta y disfrutarlas. ¡Atrévete! Aquí van las mías: - En países calurosos, poco después de hacer la compra y ponerla en la parte de atrás del coche, debes correr para que los alimentos congelados (entiéndase pizzas, guisantes y helados) no se descongelen. Aquí en Massachusetts, con el frío que tenemos, después de la compra podría ir a dar una vuelta, recoger a los niños, irme al trabajo, pararme en un Starbucks y, al llegar a casa, la comida congelada continuaría estando congelada . Creo que esto es una p

Concepto playa en primavera

Debo reconocer que las playas que conocía hasta la fecha y las playas de Massachusetts son radicalmente diferentes. En todo. Bueno, vamos a comprobarlo: Vamos a por las similitudes: la única similitud que he podido encontrar es en lo básico, es decir que en ambos sitios hay agua salada (supongo) y arena. Nada más. Vamos a por las diferencias: Concepto playa en primavera anterior a Massachusetts: Llegas a la playa, te descalzas y caminas por la playa, tranquilamente, hasta que llega el momento de gritar como una posesa para impedir que tus niños se metan derechitos al agua, que en primavera aún está fría. El sol te pica la cara y unas gafas de sol nunca vienen mal. Después del paseo, encuentras un chiringuito con vistas a la playa y te sientas junto a tu media naranja y padre de tus hijos, mientras disfrutáis de una cervecita muy fría, unas aceitunas y una patatitas. Escuchas el ruido de las olas al chocar contra la playa, sientes a tu marido cerca y observas como est