Ir al contenido principal

Amigo invisible o yankee swap

Amigo invisible:
- Se reúnen un grupo de amigos unos días antes de celebrar una fiesta
- meten unos papelitos con el nombre de cada uno dentro de una bolsita
- uno a uno van sacando un papelito, y a la persona que les ha tocado, deben hacerle un regalo el día señalado
- el día señalado cada persona entrega su regalo a quién le ha tocado, y recibe uno
- todos compran un regalo y reciben otro

Yo siempre celebraba así las fiestas entre amigos. Pero en Estados Unidos, me he acostumbrado al Yankee Swap.

Yankee Swap:
- Cada persona llega a la fiesta con un regalo envuelto
- Se dejan todos los regalos encima de la mesa
- Dentro de una bolsita, se ponen papelitos con números, del uno hasta el número de personas que participa en el juego
- el que saca el papelito con el número uno, escoge uno de los regalos de encima de la mesa
- Lo desenvuelve y lo enseña al resto
- La persona que tiene el papelito número dos, puede hacer dos cosas: o quedarse con el regalo de la persona número uno, o escoger otro paquete
- Y así todos, siguiendo el orden numérico, cuando les toca el turno, pueden escoger entre quedarse uno de los regalos ya desenvueltos, o escoger un paquete.
- con lo cual, el único que se queda con toda seguridad con el mejor regalo, es quién tiene el último número

Sinceramente, el Yankee Swap es más divertido, y, aunque al final te quedes con un regalo que no te guste, ¡el buen rato está asegurado!





Comentarios

Entradas populares de este blog

De como el ratoncito conoció al elfo

"¡Mira, mamá!" me dice mi pequeño orgulloso, mostrándome una pequeña caja de plástico azul en forma de baúl. "¡El diente que se me movía se me ha caído durante la comida en el cole!". Pues veremos lo que te trae esta noche el Ratoncito Pérez. En casa, aunque en Massachusetts, intentamos mantener las tradiciones con las que hemos crecido mi marido y yo. En el caso de los dientes, a nuestros pequeños no los visita el hada de los dientes americana, la famosa Fairy Tooth . En nuestra casa aparece el Ratoncito Pérez, para traer algún pequeño regalito como intercambio del diente que descansa quietecito debajo de la almohada. Pero hoy mi pequeño me pide que yo misma hable con el Ratoncito Pérez y le pida un regalo inusual. "Mamá, yo quiero que el Ratoncito Pérez me traiga de regalo al Elf on the shelf ". ¿Cómo?¿Y ese quién es? Reconozco que lo he visto multitud de veces en multitud de tiendas por las que paseo para encontrar regalos innecesarios para gen...

Positivizando

He decidido publicar un listado de cosas que me gustan de Massachusetts.  Me encantaría saber si alguien comparte alguno de los puntos que ahora mismito menciono, dondequiera que sea el trocito de mundo donde vive. Y se me ha ocurrido lanzar la campaña "POSITIVÍZATE", para que todos contemos aspectos negativos de donde vivimos, pero en plan positivo. Seguro que encontramos muchas situaciones que en principio no son chulas, pero a las que conseguimos darle la vuelta y disfrutarlas. ¡Atrévete! Aquí van las mías: - En países calurosos, poco después de hacer la compra y ponerla en la parte de atrás del coche, debes correr para que los alimentos congelados (entiéndase pizzas, guisantes y helados) no se descongelen. Aquí en Massachusetts, con el frío que tenemos, después de la compra podría ir a dar una vuelta, recoger a los niños, irme al trabajo, pararme en un Starbucks y, al llegar a casa, la comida congelada continuaría estando congelada . Creo que esto es una p...

Luciérnagas humanas

En mi infancia, las luciérnagas que recuerdo estaban en un cuento ilustrado por Constanza. Una niña conduciendo (ahora la habrían detenido), tenía un accidente y su coche impactaba contra un árbol (ahora dirían que es sexista (y seguramente tendrían razón)). Con el impacto, las luces del coche quedaban hechas añicos, y la pobre niña lloraba, puesto que se había quedado a oscuras en mitad de un bosque (en los cuentos actuales, seguramente un zombi se la comería, pero por aquél entonces esos seres maravillosos que copan los libros políticamente correctos de mis hijos aún no existían). En cambio, quienes sí aparecían eran una pequeñas luciérnagas que, voluntariamente, se ponían dentro de las luces y le permitían llegar a casa sana y salva (ahora diríamos que eso es violencia animal). En mi juventud pude contemplar luciérnagas reales, pero no en muchas ocasiones. Recuerdo que las últimas las vi en Harlem, mientras regresábamos de un espectacular concierto. Ahora, lo que puedo contempl...