Ir al contenido principal

Experiencias en la Costa oeste: 4. Capitol Reef

El tercer Parque Nacional que visitamos en Utah es el Capitol Reef. No es el más popular, ni el más espectacular, ni el más rico en orografía, pero continúa siendo bonito y continúa deleitándonos con surcos milenarios sobre piedras prehistóricas que me mantienen con la boca abierta. 
Dentro de este parque natural, escogemos recorrer Chimney Rock loop, una excursión que nos devuelve al punto de partida habiendo dado una vuelta de 3 millas en total, como si nada. El parking está justo debajo del punto de partida y, contrariamente a los parking anteriores, éste está prácticamente vacío, sólo coches que aparcan para que sus ocupantes salgan, tiren la foto de rigor a una piedra enorme que está cerca, regresen al coche y se larguen en busca de otra presa fotográfica. Pero no, nosotros somos más chulos y fuertes y valientes y deportistas (sigh) y decidimos que recorreremos el camino que nos devolverá al punto de partida, no sin antes habernos cansado como burros y disfrutado como enanos.
Empezamos a caminar y yo me envalentono de tal forma que me pongo primera en la fila y continúo a paso rápido. Mi marido no da crédito a sus ojos y me confiesa que no sabe si yo lo hago por placer o por pasar rápido el trance y a otra cosa mariposa. Le sonrío misteriosamente y lo dejo con sus cavilaciones (lo que él no sabe es que yo no tengo ni idea de porqué de repente tengo tantas ganas de caminar). A lo que íbamos, vamos caminando los cuatro solos, encontramos alguna persona subiendo o bajando, pero Capitol Reef es de lejos el Parque Nacional con menos gente por el que hemos pasado.
Las vistas son espectaculares. Al llegar a la cima, se divisa esta carretera de película que no se sabe donde acaba, rodeada de naturaleza indómita y salvaje. Las montañas que vemos por el camino presentan variedad de tonos que van del marrón al naranja pasando por varias gamas de rojo. El espectáculo de la naturaleza rocosa en estado puro, junto con el silencio alrededor sólo interrumpido por el grito de algún animal es abrumador. Nos lo pasamos espectacularmente bien, caminando, hablando, escuchando... un momento familiar fenomenal.
Merece la pensa todas estas excursiones que, aunque al principio parecen aburridas e insulsas, los alrededores nos permiten colorearlas en sus más espléndidas formas y nosotros acabamos de ponerles la guinda salpicando de buen humor gran parte de sus momentos.
Dato útil: Cerca de Chimney rock loop nos paramos a comer a un Subway. Nunca más. Pero al lado del Subway había una pequeña cafetería donde bebí un café delicioso y mis hijos degustaron un helado sabrosísimo (aunque tuve que parar al chico que ponía el helado, porqué de la medida pequeña, me cargaba el cono desde dentro hasta el infinito y yo no quería que mis hijos se zampasen tal cantidad de calorías).

Dato curioso: en esta zona vimos a un montón de parejas de motoristas ataviados de la siguiente guisa: pañuelo atado a la cabeza, chupa de cuero negro con bordados atractivos, pantalones de cuero negro, botas de cuero negro, y conduciendo una Harley Davidson negra. Hombre y mujer. Edad media: más de sesenta años por barba. El tiempo sí pasa.

Comentarios

Entradas populares de este blog

De como el ratoncito conoció al elfo

"¡Mira, mamá!" me dice mi pequeño orgulloso, mostrándome una pequeña caja de plástico azul en forma de baúl. "¡El diente que se me movía se me ha caído durante la comida en el cole!". Pues veremos lo que te trae esta noche el Ratoncito Pérez. En casa, aunque en Massachusetts, intentamos mantener las tradiciones con las que hemos crecido mi marido y yo. En el caso de los dientes, a nuestros pequeños no los visita el hada de los dientes americana, la famosa Fairy Tooth . En nuestra casa aparece el Ratoncito Pérez, para traer algún pequeño regalito como intercambio del diente que descansa quietecito debajo de la almohada. Pero hoy mi pequeño me pide que yo misma hable con el Ratoncito Pérez y le pida un regalo inusual. "Mamá, yo quiero que el Ratoncito Pérez me traiga de regalo al Elf on the shelf ". ¿Cómo?¿Y ese quién es? Reconozco que lo he visto multitud de veces en multitud de tiendas por las que paseo para encontrar regalos innecesarios para gen...

Positivizando

He decidido publicar un listado de cosas que me gustan de Massachusetts.  Me encantaría saber si alguien comparte alguno de los puntos que ahora mismito menciono, dondequiera que sea el trocito de mundo donde vive. Y se me ha ocurrido lanzar la campaña "POSITIVÍZATE", para que todos contemos aspectos negativos de donde vivimos, pero en plan positivo. Seguro que encontramos muchas situaciones que en principio no son chulas, pero a las que conseguimos darle la vuelta y disfrutarlas. ¡Atrévete! Aquí van las mías: - En países calurosos, poco después de hacer la compra y ponerla en la parte de atrás del coche, debes correr para que los alimentos congelados (entiéndase pizzas, guisantes y helados) no se descongelen. Aquí en Massachusetts, con el frío que tenemos, después de la compra podría ir a dar una vuelta, recoger a los niños, irme al trabajo, pararme en un Starbucks y, al llegar a casa, la comida congelada continuaría estando congelada . Creo que esto es una p...

Luciérnagas humanas

En mi infancia, las luciérnagas que recuerdo estaban en un cuento ilustrado por Constanza. Una niña conduciendo (ahora la habrían detenido), tenía un accidente y su coche impactaba contra un árbol (ahora dirían que es sexista (y seguramente tendrían razón)). Con el impacto, las luces del coche quedaban hechas añicos, y la pobre niña lloraba, puesto que se había quedado a oscuras en mitad de un bosque (en los cuentos actuales, seguramente un zombi se la comería, pero por aquél entonces esos seres maravillosos que copan los libros políticamente correctos de mis hijos aún no existían). En cambio, quienes sí aparecían eran una pequeñas luciérnagas que, voluntariamente, se ponían dentro de las luces y le permitían llegar a casa sana y salva (ahora diríamos que eso es violencia animal). En mi juventud pude contemplar luciérnagas reales, pero no en muchas ocasiones. Recuerdo que las últimas las vi en Harlem, mientras regresábamos de un espectacular concierto. Ahora, lo que puedo contempl...