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Mi mayoría de edad

Una de las cocinas del mundo que me encanta es la libanesa. Me pirran los hummus, babaganoush y las baklawas. Me encanta encontrar una mezcla de especies sabrosas dentro de mi boca, intento adivinar de qué se trata, pero su sabor me empuja a que me las trague antes de poder saber su fórmula milenaria.

Al cabo de casi un año de vivir en Massachusetts, decidimos poner rumbo a la aventura y... salir a comer fuera, con amigos de nuestra edad Y SIN NIÑOS!¡Si!¡Sin niños! Unos vecinos me dieron el teléfono de una adolescente que cuidaba niños (o sea, una babysitter) y sin pensármelo mucho, la llamé y acordamos día y hora. Nuestros amigos acordaron mismo día y hora con su babysitter particular.
Y llegó el día. Me acicalé, me puse un vestido apretado, maquillaje y perfume, unas joyas pequeñitas pero resultonas y unos tacones que tenía perdidos dentro del armario.
Llegó la babysitter y mis hijos la acorralaron a preguntas sobre qué juego quería jugar con ellos. Ella no se intimidó y congeniaron enseguida, con lo cual nuestra partida fue un "iros ya, papás, no os echaremos de menos para nada" con cara alegre, en vez del que yo esperaba de "cuando volveréis, por qué os vais" con cara tristona y de pena.
Así pues, mi marido y yo cerramos la puerta de casa por fuera y nos dirigimos al restaurante libanés que habíamos elegido junto con nuestros amigos, que también estaban acicalados para la ocasión.
Llegamos al restaurante Al Wadi a las seis de la tarde, una hora un poco tarde para empezar a cenar en Massachusetts. Una camarera nos indicó la mesa donde podíamos sentarnos y empezamos a leer la carta. Después de leerla detenidamente y de no entender la mitad de las palabras, decidimos elegir un menú que contaba con un poco de cada cosa. Al ser la primera vez que pisábamos este restaurante, nos pareció conveniente probar diferentes texturas y sabores.
¿Y para beber? Cada uno de nosotros eligió una cerveza diferente. Y llegado este punto, conseguí mi momento de éxtasis: la camarera, al saber que queríamos una bebida alcohólica, nos pidió nuestra documentación!!!!!!!!
¡Impresionante! ¡En ese momento me supe la cuarentona más feliz del planeta!¡Después de más de dos décadas de conseguir mi mayoría de edad, una persona me pedía el carnet, es decir, ponía en duda que yo (y el resto de comensales también cuarentones) tuviera la mayoría de edad!¡Qué placer más extremo, más vital, más extraordinario!¡Qué alegría, qué plenitud, que gozada! Con lagrimas en los ojos, le agradecí a la camarera el detalle.¡Gracias!
Miré mis brazos, que ultimamente observaba con desazón, puesto que mi piel está agrietada y sin elasticidad. En aquel momento recuperaron todo su esplendor. Contemplé mi escote, lleno de pecas de color marrón. Y llegué a la conclusión de que las pecas habían disminuido su intensidad y ahora se me aparecían como pequeñas y graciosas. 
Y la camarera, la mujer más guapa, más simpática y más extraordinaria de todo el restaurante (con excepción de nuestra mesa), nos trajo los hummus, babaganoush, falafels, tabbouleh y kebabs que habíamos pedido. Y las cervezas. Todo sabía a gloria. Cada sorbo de cerveza me rejuvenecía y cada bocado me adelgazaba. 

Los cuatro charlamos animadamente durante toda la cena. Reímos, discutimos, hablamos de nuestros hijos, de nuestras expectativas y de nuestras vidas pasadas, de nuestros libros y películas favoritas y de nuestras intenciones futuras. 

La camarera más simpática del mundo nos preguntó si queríamos postre y decidimos que compartiríamos unas baklawas que, aunque parecían un poco calóricas (hojaldre relleno de frutos secos y miel), éstas sabían a galleta adelgazante con buen sabor de boca, por el hecho de que las había dejado sobre la mesa la bendita camarera.
Llegó la hora de marchar a casa. Le dimos las gracias a la mujer otra vez, pagamos con una propina (un tip) importante y le prometimos a nuestra nueva amiga que regresaríamos pronto.

En casa nos esperaba nuestra babysitter tumbada en el sofá, al lado de mis niños que estaban jugando animadamente con la consola. 
No me mosqueé por no encontrarlos ya dormidos, al contrario, la cena y la camarera me habían dado alas, me habían rejuvenecido y llevé a mis hijos a la cama, cogidos de la mano, y con una sonrisa en los labios los arropé deseándoles buenas noches.

Hoy ha sido un gran día.


Comentarios

  1. Qué buen rollo me ha dado leer tu post! Un ole por la camarera! Jajajaja. Estás hecha un adolescente! Un beso guapa!

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    1. No te imaginas lo que me gustó enseñar mi driving license! Y eso que la pobre mujer nos miraba con cara de pena, no podía entender porqué yo estaba tan contenta;)

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  2. Jajaja yo también salto de alegría si alguien me pide la documentación. La comida libanesa a mí también me pirra. Los niños no dejan de aorprenderla a una, yo el primer día que los dejé con una babysitter estuve nerviosa desde un mes antes, sintiéndome mala madre por dejarlos para irme a aprender inglés en manos de una dedconocida con solo casi 2 y casi 4 años y a la hora de la cena y el baño. Cuando llego el día estaba como anima en pena dudando si cancelar o no y cuando llegó la babysitter mis hijos me dijeron adiós más felices que una perdices y me dieron con la puerta en los morros! Yo no sabía si llorar o reír, pero decidí llorar porque a mis retoños les daba igual que me fuera. La cuestión es echar la lágrima jajaq

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    1. Si, a mi me pasó igual, les decía: adiós, mamá se va, pero volveré pronto, y ellos más felices que unas pascuas;) Creo que es bueno y necesareo tener tiempo para ti mismo y para la pareja.

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  3. jajajajaja claro que si!!! A esa camarera hay que contratarla, para lo que sea, pero hay que contratarla. Que facil es hacer y que nos hagan la vida mas agradable con un pequeño detalle. Me alegro mucho de que disfrutarais de la cena con vuestros amigos y de que os hicieran sentir tambien, que como dice mi marido.....a esta vida no hemos venido a sufrir jajajaja...
    Un abrazo "adolescente"

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    1. Hola, adolescente;) a mi me encantó que me lo preguntara, pero la pobre camarera estaba muy recatada, pobrecita;)

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  4. Queria decir "que os hicieran sentir tan bien...." Glups, faltorra!!

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