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El pediatra guay

¿Visita al pediatra?

Al matricular a los peques en el cole, uno de los documentos que te piden es el calendario de vacunaciones. Nosotros lo trajimos en español y la enfermera de la escuela y yo nos pasamos un buen rato delante del ordenador intentando descubrir si las siglas españolas coincidían con las americanas a la hora de definir los bichitos contra los cuales actuaban las vacunas.
Otro de los requisitos para matricularlos es que vayan a un pediatra de aquí. Y no es mala idea. Siempre es aconsejable, en cualquier parte, tener un pediatra de confianza, que te conozca al niño y sepa su historial médico. La pediatra maravillosa se quedó en nuestro país, no pude traérmela a Estados Unidos, con lo cual, al llegar a Massachusetts, busqué un pediatra cerca de nuestro hogar. Llamé al centro médico más cercano a mi casa y me asignaron uno. Al cabo de un día, tuvimos que ir al médico de urgencias. Mi pequeño había cogido un resfriado que su mamá pensaba que podría derivar en bronquitis, con lo cual conseguí una visita con el pediatra que me habían asignado. El buen hombre es afable y divertido, pero no consiguió sacarle ni un monosílabo a mi pequeño. Al salir de la consulta, yo, medio mosca, le pregunté a mi hijo porqué no había respondido a ninguna de las preguntas del médico, a lo cual él me contesta, con total naturalidad: "porque tu siempre me dices que no hable con extraños." Dejando aparte la mandíbula desencajada que me quedó en ese momento, después de unas semanas de espera, esta semana tocaba otra visita al pediatra para un Check-out o revisión completa. El médico era el mismo que nos atendió aquel día de urgencias. Antes de que él llegara a la consulta, una enfermera un poco malhumorada pesó, midió y tomó la presión a mis niños, mientras yo rellenaba unos cuestionarios sobre su comportamiento. 
Empecé a rellenar el cuestionario del mayor. Estando en ello, mi mayor me pregunta una cosa. Le contesto y continuo mi tarea. El pequeño me pide que le abra la puerta de un coche de juguete. Le digo que ahora no y continuo contestando. Los dos se pelean por un juguete que hay en la consulta y les digo que dejen de pelear y que jueguen como niños mayores. Continuo con el cuestionario... del mayor? Ay, quizás estoy contestando ya el del pequeño? Leo la primera línea, pero el pequeño me dice que quiere leer un cuento, le digo que se calle, continuo mi ... mi qué????¿Qué diantre estaba haciendo yo en estos momentos? 
A lo cual llega el pediatra. Es un pediatra guay. De unos cuarenta largos, con traje chaqueta y una sonrisa traviesa que convierte a la enfermera malhumorada en la más afable de las hadas de Disney. El pediatra, hoy si, consigue que mis niños abran la boca y les deje examinar los dientes sin morderle, logra que suban y bajen los brazos a su voluntad y que respondan las preguntas que les hace. Todas. Quedo maravillada, orgullosa de lo maduros que ya son mis churumbeles... hasta que el pequeño empieza a cerrar y abrir la luz de la consulta. Medio nanosegundo antes de que yo intente pararlo, el pediatra guay le pide que continue con ese ejercicio hasta contar a cincuenta, a lo cual mi hijo accede encantado. Continuamos la revisión en medio de lo que parece una discoteca, mientras mi hijo mayor le cuenta al pediatra que le duele un ojo. El pediatra mira al ojo de todas las maneras posibles, no consiguiendo visualizar nada irregular. Pero mi hijo continua con sus trece y el pediatra, con la paciencia de un santo, me da una receta para un colirio y me dice que mañana volvamos a la consulta si el dolor no le ha pasado.
Al acabar las cincuenta veces de luz y no luz, el pediatra acaba la revisión de mi hijo pequeño. 
Revisa los papeles que he rellenado (espero que no sean decisivos en ninguna valoración médica, puesto que no sé ni lo que he escrito) sin demasiado interés y con una sonrisa encantadora, me dice que ya hemos terminado. Al salir el pediatra, la enfermera de Disney vuelve a convertirse en la bruja malvada y nos indica la salida. 
Bueno, otro trámite de la vida en Estados Unidos superado, con el aliciente de ver que mis dos pequeños hombrecitos están sanos y que tienen asignado un pediatra guay, que ya los conoce y sabe manejarlos.
Por cierto, a mi mayor dejó de dolerle el ojo al cabo de cinco minutos de yo haber comprado el colirio carísimo que me recetó su pediatra guay.

Comentarios

  1. Hola,
    Acabo de descubrir tu blog. Me lo he puesto entre mis favoritos y me iré pasando de vez en cuando. Te dejo el mío, por si quisieras pasarte alguna vez (no es de expatriados, aunque si algún día he de largarme, abriré uno y te lo paso si quieres).

    http://jmartinezaznar.blogspot.com/

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    Respuestas
    1. Hola Jordi! Gracias por leer mi blog;) Acabo de echar una ojeada al tuyo, caramba, cuantas preguntas sin resolver! Muy interesante. Un abrazo.

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  2. Hola Roser! He repasado todas las entradas y ya me he puesto al día con tu blog. Me encanta el positivismo y la alegría que siempre desprendes!! Tus hijos son muy afortunados, aunque un poco "bichos" ¿no? jajaja. Al menos, estás entretenida. Me parece muy valiente tu forma de enfrentarte a todos los cambios que han ido surgiendo.
    Además, me ha gustado mucho la idea de "Mis 10 preguntas". Si me lo permites, intentaré hacer algo similar en mi blog, puede resultar interesante!!
    Ah! Y me pido un Marshalls, un Russo's y un Whole Foods por fin en Zaragoza!! jeje. Los Starbucks y esas especies de farmacias que venden de todo ya las pude disfrutar en NY.
    Un beso, seguimos en contacto.

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    1. Hola María José! Qué bien que hayas leído el blog! Si, mis niños son unos pillos, pero unos pillos encantadores;) Respecto a "Mis 10 preguntas", tu misma, realmente es divertido comprobar similitudes entre gente de todo el mundo. ¿Te apetece contestármelas tu y las pongo en mi blog? Si es que si, escríbeme las respuestas via email a mamaenmass@gmail.com Un abrazo fuerte y continuamos leyéndonos;)

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    2. Hola Roser! Que son encantadores no lo dudaba!
      Respecto a las 10 preguntas, he modificado algunas y lo he propuesto a mis contactos en el blog y algunos de facebook...y les está gustando mucho la idea!! Creo que muy pronto podré publicar algo. Muchas gracias!! Te apetece contestarlas tú también? Si quieres, te las envío al email. Un abrazo.

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    3. si si, por supuesto, envíamelas por email. Besos

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  3. Me encantó la técnica de encender y apagar 50 veces la luz para tener a un enano bajo control. Y la transformación de la enfermera disney

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  4. Si, el pediatra sabe manejar a los niños... y a las enfermeras ;)

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  5. Jajaja :) lo de las luces es algo que mi hijo también haría :D Es bueno que tengan un pediatra que les siga la pista!

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  6. Si, tener un pediatra asignado siempre es bueno, te mantienen su historial de vacunas y demás actualizado y conocen los puntos débiles del niño. Y también te dan una farmacia autorizada. Las recetas no puedes ir a buscarlas en cualquiera, debe ser aquella y nada más.

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