¿Qué necesitamos para ser felices?
En Estados Unidos, como en gran parte del mundo que funciona mediante el consumismo, nos parece que seremos más felices si compramos muchas cosas bonitas. Muchas. Muchísimas.
¿Y en qué lugar puedes encontrar las preciosidades que, una vez en tu casa, no lucirán tan bonitas como pensabas?
Pues en Home Goods.
La primera vez que pisé este macro espacio que destila romanticismo, buen gusto, necesidades primordiales encontradas y precios demasiado baratos par ser verdad, me quedé con la boca abierta.
He sido una visitante asidua de este espacio, paseándome entre las estanterías cargadas de delicatessen italianas, jarrones de cristal polacos, platos portugueses y mantelería fabricada en China.
Si, puedo encontrar de todo para decorar mi casa. Puedo incluso ornamentarla sin que se resienta estrepitosamente la cuenta corriente. Puedo llenarla y rellenarla de cosas preciosas. Pero, a veces, después de colocar un jarrón en aquél espacio vacío, me doy cuento de que quizás en ese espacio no tenía cabida el jarrón.
Quizás continuaré intentando comprar lo más bonito, quizás no. Pero una visita al Home Goods no me la quitará nadie.
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