Ir al contenido principal

Zapatos

Si existiese un juego con el cual adivinar la época del año según los zapatos que lleva la gente, en Massachusetts se fallaría estripitosamente. He visto gente con chancletas (lo que aquí se llama flip-flops) caminando por la nieve, he comprobado como gran cantidad de gente se persona en el supermercado con las zapatillas de andar por casa, he asumido que los zapatos de tacón son peligrosos en cualquier época del año, y he admirado unas botas altas que no sabría clasificar para ninguna época.
Hoy estamos en primavera, o mejor dicho, en lo que debería ser primavera, pero que en realidad son unas semanas frías con algún día caluroso intercalado. Dirigiéndome al trabajo, he podido ver una chica con zapatillas de andar por casa, una mujer muy mayor con deportivas, una joven esbelta con unas botas interminables, una mujer con botas de piel de borrego, un chico con chancletas y yo misma, con merceditas.
El primer ño que pasé aquí, después de uno de los peores inviernos que recuerdan la gente del lugar, el primer día de calor yo, ni corta ni perezosa, cambié la ropa de invierno por la de verano, en el armario. Al día siguiente, tuve que repetir la acción en sentido contrario. Y el siguiente vuelta a deshacer.
En Massachusetts el tiempo es impredecible. Las nubes y el sol se suceden a velocidad vertiginosa, el cielo se tiñe de los colores más variopintos, y la gente del lugar, se pone, en cualquier época del año, los zapatos que les da la gana. Como tiene que ser.




Comentarios

Entradas populares de este blog

De como el ratoncito conoció al elfo

"¡Mira, mamá!" me dice mi pequeño orgulloso, mostrándome una pequeña caja de plástico azul en forma de baúl. "¡El diente que se me movía se me ha caído durante la comida en el cole!". Pues veremos lo que te trae esta noche el Ratoncito Pérez. En casa, aunque en Massachusetts, intentamos mantener las tradiciones con las que hemos crecido mi marido y yo. En el caso de los dientes, a nuestros pequeños no los visita el hada de los dientes americana, la famosa Fairy Tooth . En nuestra casa aparece el Ratoncito Pérez, para traer algún pequeño regalito como intercambio del diente que descansa quietecito debajo de la almohada. Pero hoy mi pequeño me pide que yo misma hable con el Ratoncito Pérez y le pida un regalo inusual. "Mamá, yo quiero que el Ratoncito Pérez me traiga de regalo al Elf on the shelf ". ¿Cómo?¿Y ese quién es? Reconozco que lo he visto multitud de veces en multitud de tiendas por las que paseo para encontrar regalos innecesarios para gen

Positivizando

He decidido publicar un listado de cosas que me gustan de Massachusetts.  Me encantaría saber si alguien comparte alguno de los puntos que ahora mismito menciono, dondequiera que sea el trocito de mundo donde vive. Y se me ha ocurrido lanzar la campaña "POSITIVÍZATE", para que todos contemos aspectos negativos de donde vivimos, pero en plan positivo. Seguro que encontramos muchas situaciones que en principio no son chulas, pero a las que conseguimos darle la vuelta y disfrutarlas. ¡Atrévete! Aquí van las mías: - En países calurosos, poco después de hacer la compra y ponerla en la parte de atrás del coche, debes correr para que los alimentos congelados (entiéndase pizzas, guisantes y helados) no se descongelen. Aquí en Massachusetts, con el frío que tenemos, después de la compra podría ir a dar una vuelta, recoger a los niños, irme al trabajo, pararme en un Starbucks y, al llegar a casa, la comida congelada continuaría estando congelada . Creo que esto es una p

Concepto playa en primavera

Debo reconocer que las playas que conocía hasta la fecha y las playas de Massachusetts son radicalmente diferentes. En todo. Bueno, vamos a comprobarlo: Vamos a por las similitudes: la única similitud que he podido encontrar es en lo básico, es decir que en ambos sitios hay agua salada (supongo) y arena. Nada más. Vamos a por las diferencias: Concepto playa en primavera anterior a Massachusetts: Llegas a la playa, te descalzas y caminas por la playa, tranquilamente, hasta que llega el momento de gritar como una posesa para impedir que tus niños se metan derechitos al agua, que en primavera aún está fría. El sol te pica la cara y unas gafas de sol nunca vienen mal. Después del paseo, encuentras un chiringuito con vistas a la playa y te sientas junto a tu media naranja y padre de tus hijos, mientras disfrutáis de una cervecita muy fría, unas aceitunas y una patatitas. Escuchas el ruido de las olas al chocar contra la playa, sientes a tu marido cerca y observas como est