Si tuviese que saber mucho sobre un personaje famoso, quizás escogería a Michelle Obama. Estoy leyendo su libro, "Becoming", y me encanta su franqueza, su seguridad, y su capacidad de abstracción para contar esta primera etapa que ha sido su vida.
A mi hijo le pidieron que escogiese un personaje, para que leyera sobre él, lo descubriese, y escribiera unos párrafos sobre lo que lo hizo único. Después de un árduo trabajo de búsqueda de información y posterior redacción, mi pequeño llegó a casa con casi una tesis doctoral sobre Galileo Galilei. Me encantó escucharle contar pedazos de la vida de este científico que descubrió e inventó cosas extraordinarias para su época.
Después, todo lo que hizo mi hijo debía envolverse en un disfraz de Galileo, para presentarlo delante de padres, profesores y compañeros en un día importante, el "Biography day".
Manos a la obra, escogimos una de mis blusas, una de mis chaquetas, y unos bombachos rojos de un disfraz de pirata. Una barba grisácea del "Party city" fué la guinda del pastel para tener un Galileo precioso (si, amor de madre).
Y llegó el día.
El gimnasio del colegio fué el escenario para que todos los niños de cuarto curso expusieran sus redacciones sobre sus personajes escogidos. Mi hijo, orgulloso, lucía mi vestimenta (debo plantearme si es bueno que mi ropa actual siga los cánones masculinos de épocas pasadas), y una barba que cubría parte de su carita. Todos sus compañeros de curso lucían unas indumentarias más o menos trabajadas, emulando a los personajes que representaban.
Así, pude ver a
Albert Einstein,
Paul Revere,
Jackie Robinson,
Jessie Owens,
Ferdinand Mogellan,
Jim Thorpe,
Martin Luther King Jr.,
Margaret Thatcher,
Hellen Keller,
Ruth Bader Ginsburg,
Yoko Ono,
Sally Ride,
Frida Kahlo,
Lucille Ball,
Ben Franklin,
Steve Jobs,
Winston Churchill,
Alexander Hamilton
y multitud de personajes más, de todas las épocas. Políticos, revolucionarios, escritores, atletas, juristas, astronautas...
Todos deseosos de contar la vida de un personaje singular, en primera persona.
Y los papás y mamás nos paseábamos orgullosos entre las mesas, deseosos de escuchar la vida de dichos personajes, encarnados a la perfección por estas personas de diez años que empiezan a descubrir su mundo. Nuestro mundo.
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