No me gusta conducir. No tengo ni idea de orientación (cada año pido un poco de orientación a los Reyes Magos, pero éstos siempre se olvidan de traerme ni el más mínimo vestigio) y acostumbro a perderme muy fácilmente, incluso con el GPS al lado que, con paciencia infinita, me va diciendo "por favor, gire a la izquierda ahora... gire a la izquierda ahora... cuando pueda, realize un cambio de sentido....".
Además del GPS, tengo otros amigos cuando voy conduciendo por las calles de Boston. Muchos de los otros conductores me saludan pitando la bocina y, cuando me giro para ver sus caras, éstos me miran con cara de pocos amigos y parece que me gritan, haciendo aspavientos con las manos.
Si, esto de conducir no es lo mío, pero vivir en Massachusetts sin coche es tarea harto imposible. Vivir en el centro de Boston o en poblaciones cercanas como Cambridge sin coche tiene sentido. Hay transporte público y muchos establecimientos al lado de las casas. Pero si ya nos situamos sólo cinco o diez minutos más allá de la urbe, el paisaje cambia completamente. Hileras e hileras de calles, con árboles en las aceras y casas una al lado de otra, todas con su pequeño jardín. Los supermercados quedan demasiado lejos caminando como para que pueda hacerse la compra sin cargarte la espalda. Las distancias son largas a pie y cortísimas en coche, con lo cual, me veo obligada a usar el coche. ¡Qué le vamos a hacer!
Hay una cosa que me sorprendió infinito al poco de llegar aquí:
el giro a la derecha estando el semáforo en rojo.
Aquí las normas se siguen estrictamente. Los americanos no entienden que algunas reglas no son para ser cumplidas. Las normas se siguen sin dudarlo, claro está.
De ahí mi asombro el primer día que observé el siguiente hecho inquietante:
- estaba parada yo en el semáforo.
- El semáforo estaba en rojo rojísimo.
- Tenía delante mío un coche también parado y...
- El coche realiza un giro a la derecha ¡¡¡¡estando aún el semáforo en rojo!!!!!!
¡Madre del amor hermoso!¡No daba crédito a lo que mis ojos podían ver!¡Un americano saltándose una de las normas básicas de la conducción internacional que, además, brilla por su simplicidad: ¡NUNCA DEBE SALTARSE UN SEMÁFORO EN ROJO!!
Miré derecha e izquierda, esperando encontrar un coche de la policía que persiguiera al infractor, tipo películas hollywoodenses, con sirena y manillas incluidas durante el proceso de la persecución. Pero nada. No había policías y nadie pareció darse cuenta de la gravedad de la infracción.
Para mis adentros pensé que los americanos también eran un poco pillos y que también gustaban saltarse las normas de vez en cuando, aunque ello supusiera un peligro para él y para los demás coches.
Y así sin más, al ponerse el semáforo en verde, yo realizé adecuadamente el giro a la derecha.
Al cabo de pocos días, observé la misma situación en otro semáforo: ¡el coche de delante mío acababa de girar a la derecha en rojo al igual que el coche que él tenía delante!
¡Pero que bestias que son!¡Podrían saltarse otras normas y no las de circulación!
Al tercer día, estaba con una amiga mía dentro de su coche. Charlábamos animadamente mientras ella conducía. Y de repente, sin más, va y realiza un giro a la derecha con el ¡¡¡¡semáforo en rojo!!!!
Intenté quitarle hierro al asunto y hacer una bromita al respecto:
"Caramba, veo que ésta es la única norma que no siguien los americanos a rajatabla!"
Ella, sin perder de vista la carretera, me pregunta que de qué norma estoy hablando.
A lo que yo le digo:
"A pasarse el semáforo en rojo al girar a la derecha, claro está!"
Y ella, sonriendo y en tono condescendiente, me dice que no ha hecho caso omiso de ninguna norma. Que aquí, en Norteamérica, está superaceptado que los coches giren a la derecha estando el semáforo en rojo, siempre que cedan el paso o que no haya un cartel que lo prohiba explícitamente.
¡Valeeeeeeeeee!¡Entendidoooooo!
Y es que ser nuevo en un país provoca algún que otro malentendido, y este a mi me daba muy mala espina, que diría mi abuela.
Pues si, cada lugar tiene unas normas que otros lugares no tienen porqué seguir, y lo que está aceptado en un sitio no tiene porqué ser aceptado en otro.
¡Gages de la expatriación!¡Siempre aprendiendo!
(debo reconocer que me cuesta acostumbrarme a esta norma, y que siempre que realizo un giro a la derecha con semáforo en rojo me da un poco de miedo que no hayan cambiado la norma de la noche a la mañana y no venga un policía a detenerme).
JAjajja vaya a mi también me costaría saltármelo, que una ya no ha emigrado de niña como para hacerse ciertas normas que para una son anormales suyas. En Inglaterra una de las cosas que me sorprendió es que dentro de ciudad uno puede hacer la U donde le salga del... bueno donde le salga del volante, jijij. Un saludo
ResponderEliminarSi, cuesta acostumbrarte a unas normas que para ti son salvajadas... aunque en la parte del mundo donde vivimos es de lo más normal del mundo!
EliminarAbrazo fuerte!
A mi siempre me pitaban y no entendía por qué!!! Jajaja Hasta que me leí el código de circulación para sacarme el carnet de aquí. Alucinaba! Ahora lo hago pero siempre con un poco de miedito, lo reconozco! Un besooo
ResponderEliminar¡Somos igualitas, con un poco de miedito siempre que giramos a la derecha! Esto de acostumbrarse a nuevos códigos de circulación cuesta un poco;)
EliminarBesos y happy Thanksgiving!