Mi tienda bonita. Todo lo que puedas pensar para decorar tu hogar puedes encontrarlo en HomeGoods. Desde un plato hasta una mesa auxiliar, desde un vaso hasta una alfombra.
Pero atención, entrar en HomeGoods crea adicción (sobre todo femenina). Porque todo lo que hay es bonito al estilo New England.
Además, constantemente hay nuevo material, o sea que si has pasado medio año sin entrar en un HomeGoods, puede que alucines con unos platos decorados de forma exquisita, un jarrón azul transparente de forma ovalada o unos manteles para fechas señaladas que nunca antes habías visto.
Si el estilo nórdico (sueco para ser más exactos) es lo que os gusta, difícilmente encontrareis algo que os deleite en HomeGoods. La tienda está pensada para perpetuar las modas de New England, con sus adornos florales, sus formas redondeadas y sus colores pastel, aunque también pueden encontrarse reminiscencias exóticas como platos de decoración de la India o copas de cristal de Bohemia.
La primera vez que visitamos un HomeGoods acabábamos de mudarnos a Massachusetts y necesitábamos de todo para el menaje del hogar. Habíamos comprado los colchones, con lo cual nuestra principal preocupación consistía en encontrar ropa para la cama. Así que nos dirigimos a la sección de ropa para el hogar. Y yo empecé a husmear entre uno y otro estante, comparando precios, colores y medidas de las sábanas, que difieren ostensiblemente de las medidas europeas. ¿Que quién iba conmigo? Mis churumbeles, por supuesto. Y mi marido, que también paró atención a que yo no comprara ninguna ropa ni demasiado rosa ni con demasiadas flores. Los niños estaban cansados y no paraban de incordiar, a lo cual mi marido y yo les hicimos caso omiso y nos concentramos los dos en nuestras tareas observadoras.
Al cabo de unos minutos (qué digo yo minutos, segundos, al cabo de unos nanosegundos), escuchamos por megafonía, en inglés americano que nos costaba horrores entender:
"Se ha perdido un niño de unos cinco años en el establecimiento. Se encuentra al lado de las cajas registradoras junto al guarda de seguridad. Lleva tejanos azules y una camisa a cuadros. Rogamos a sus padres que pasen a recogerlo."
Lo que en realidad yo entendí fue:
"kid....lost...jeans."
Aunque, para qué engañarnos, tampoco necesité descifrar todo el mensaje para adivinar que estaban hablando de uno de nuestros dos pequeños. Sin ni siquiera mirarnos a los ojos mi marido y yo, cogimos de la mano al niño que aún estaba tan tranquilo a nuestro lado y volamos hasta aterrizar al lado de las cajas registradoras. Allí, un guarda de seguridad con cara de pocos amigos para con nosotros, cogía de la mano a un niño que no paraba de sollozar y que resulta que era... ¡nuestro hijo pequeño!
Los cuatro nos abrazamos (o sea, mi marido, nuestros dos hijos y yo, el guarda de seguridad no) y el niño lloró más que nunca. Lo cogí en brazos y el me abrazó fuerte ¡fortísimo! Tanto, que me costó devolverlo al suelo. Lo miré a los ojos, lo reñí (un poco) y lo besé (demasiado), diciéndole que no volviera a separarse nunca más de nuestro lado. Debo decir que obvié todas las miradas de desaprobación que nos escudriñaban alrededor.
Cogimos las primeras sábanas que encontramos (aunque debo reconocer que no eran ni rosas ni con flores), y nos dirigimos raudos a pagar a caja. El guarda de seguridad esbozó una gran sonrisa al niño cuando salimos del establecimiento y me miró con semblante grave al deslizar la vista hacia mi. Y yo, como mamá que soy, me sentí culpable de abandonar a mi retoño durante diez segundos. Supongo que mi penitencia fue no quedarme con mis sábanas preferidas. ¡Y es que las madres vamos siempre de culpables por la vida!
Me encanta como cuentas las cosas!!! A mi nunca me ha pasado lo de perder a un niño (todavía) pero vamos, que a cualquiera le puede pasar creo yo, a las miradas de desaprobación ni caso. Un beso!
ResponderEliminarMe encanta como cuentas las cosas!!! A mi nunca me ha pasado lo de perder a un niño (todavía) pero vamos, que a cualquiera le puede pasar creo yo, a las miradas de desaprobación ni caso. Un beso!
ResponderEliminarHola! Si vieras la cara que pusimos al escuchar el altavoz anunciando niño perdido!
EliminarSegunda tienda que pisábamos en Massachusetts y venga, a llorar como una magdalena!
Besos!
¡¡Me encanta Homegoods!! aunque a tu peque creo que no le gustó tanto! Las sábanas son monas, mujer! además, como son baratas, siempre puedes ir a por más otro día, jeje También están tiradas de precio en Burlington! un beso!
ResponderEliminarAcabo de llegar de comprar SOLA en Homegoods, todo material imprescindible, por supuesto (un jarrón, unas sábanas (baratas y bonitas;) y unos estantes para los cuentos de mis peques). No sé cómo podía vivir sin ello, jeje;)
EliminarBesazo!
oohhh...me imagino el susto!!! yo perdi a mi hija en una fiesta de cumpleaños en un recinto supuestamente cerrado...y qué susto!!! ni caso a las miradas..que los niños se pierden en un nanosegundo!
ResponderEliminarsi, ahora puedo contarlo como anécdota, pero cuando nos pasó lo pasé fatal! Es que mi peque, cuando se enfado, para hacerme sufrir, se va de mi lado para que lo busque. Generalmente se aleja 10 pasos (los tengo contados), y vuelve la cabeza por si yo lo miro. Aquel día se alejó 10 pasos... y yo no giré la cabeza, y enmedio de la gente se perdió.
EliminarCiertamente, perder a un niño te hace temblar. Los niños son fantásticos pero no ganamos para sustos, verdad? Un besazo!
EliminarMenudo susto, es la peor pesadilla de toda nadre, perder a un hijo. Menos mal que lo recuperasteis sano y salvo en poco tiempo. Se te debió quedar el corazón palpitando un buen rato.
ResponderEliminarSi, ahora lo cuento con optimismo, pero en ese momento, al reencontrarnos nos pusimos a llorar mi hijo y yo desconsoladamente, muy abrazados.
Eliminar