Ir al contenido principal

Vestidos para el invierno

¿Quién puede adivinar qué ropa de invierno se usa en Massachusetts?

Es noviembre. El frio acecha. Sales de casa donde estás calentito y al abrir la puerta ¡zas! un golpe de viento helado que te sacude la cara. Sabiendo esto, visto a mis niños con:
- chaqueta con capucha y forro polar
- forro polar (si, si, dos forros polares)
- calcetines gruesos
- guantes
- bufanda
- gorro
casi no les veo la cara y sus movimientos no son muy ágiles que digamos, puesto que tienen que lidiar con todas las capas que llevan puestas.
Llegamos al cole. ¡¡¡¡Y compruebo que muchos niños van con shorts y chaqueta gruesa!!!!!! 

Pero madre del amor hermoso, ¿cómo pueden ir con shorts a menos zero?¿Qué eventualidad genética les permite no pasar frío con temperaturas negativas? Debo confesar que los calcetines casi (casi) les llegan debajo de las rodillas, de modo que intuyo deben estar hechos de pura lana virgen como mínimo. ¿Pero y el gorro?¿Por qué no llevan ni gorro, ni bufanda, ni guantes?¡Y la chaqueta no está abrochada! Y yo no les noto, por su cara, que pasen ni un pelín de frío. Nada de mejillas sonrosadas, ni nariz con goteo, ni ojos llorones. ¡Realmente extraordinario!

Y ahí va mi aseveración científica: "parece demostrable en el estado de Massachusetts la teoría de la adaptación al entorno. Los humanos descendientes de residentes en este estado desde hace muchos años, han conseguido termoregular su cuerpo al frío, adaptándose a las condiciones climatológicas adversas."
¡Y olé!




Comentarios

Entradas populares de este blog

De como el ratoncito conoció al elfo

"¡Mira, mamá!" me dice mi pequeño orgulloso, mostrándome una pequeña caja de plástico azul en forma de baúl. "¡El diente que se me movía se me ha caído durante la comida en el cole!". Pues veremos lo que te trae esta noche el Ratoncito Pérez. En casa, aunque en Massachusetts, intentamos mantener las tradiciones con las que hemos crecido mi marido y yo. En el caso de los dientes, a nuestros pequeños no los visita el hada de los dientes americana, la famosa Fairy Tooth . En nuestra casa aparece el Ratoncito Pérez, para traer algún pequeño regalito como intercambio del diente que descansa quietecito debajo de la almohada. Pero hoy mi pequeño me pide que yo misma hable con el Ratoncito Pérez y le pida un regalo inusual. "Mamá, yo quiero que el Ratoncito Pérez me traiga de regalo al Elf on the shelf ". ¿Cómo?¿Y ese quién es? Reconozco que lo he visto multitud de veces en multitud de tiendas por las que paseo para encontrar regalos innecesarios para gen...

El camino de baldosas rojas

Como si de una Dorothy con zapatos de charol rojos cualquiera se tratase, los turistas de Boston no pueden dejar de visitar los lugares más emblemáticos de la ciudad siguiendo las baldosas rojas que empiezan en el Boston Common. Si en un principio se trataba de descifrar la ruta que Paul Revere siguió de noche, para alertar a los colonos que los británicos llegaban en tropel para atacarles, lo cierto es que estos adoquines te llevan a lugares históricos y emblemáticos de la ciudad. Entre otros lugares, podemos admirar el edificio del gobierno de Massachusetts; el cementerio donde está enterrado algún presidente de los Estados Unidos y algunos de sus familiares; la primera capilla anglicana; la escuela más antigua de América, la Boston Latin School; la casa de reunión del tea Party, dónde empezaron los discursos para conseguir la independencia americana; el sitio de la masacre de Boston; Faneuil Hall, reconvertida en un espléndido lugar para comer, pasear, y escuchar música en directo;...

Concepto playa en primavera

Debo reconocer que las playas que conocía hasta la fecha y las playas de Massachusetts son radicalmente diferentes. En todo. Bueno, vamos a comprobarlo: Vamos a por las similitudes: la única similitud que he podido encontrar es en lo básico, es decir que en ambos sitios hay agua salada (supongo) y arena. Nada más. Vamos a por las diferencias: Concepto playa en primavera anterior a Massachusetts: Llegas a la playa, te descalzas y caminas por la playa, tranquilamente, hasta que llega el momento de gritar como una posesa para impedir que tus niños se metan derechitos al agua, que en primavera aún está fría. El sol te pica la cara y unas gafas de sol nunca vienen mal. Después del paseo, encuentras un chiringuito con vistas a la playa y te sientas junto a tu media naranja y padre de tus hijos, mientras disfrutáis de una cervecita muy fría, unas aceitunas y una patatitas. Escuchas el ruido de las olas al chocar contra la playa, sientes a tu marido cerca y observas como est...