Tengo dos hijos. Varones. Durante la semana escolar, visten de la siguiente forma:
- camiseta deportiva
- pantalones deportivos
- ropa interior deportiva
- calcetines deportivos
- calzado deportivo
Durante el fin de semana, visten de la siguiente forma:
- camiseta deportiva
- pantalones deportivos
- ropa interior deportiva
- calcetines deportivos
- calzado deportivo
a no ser que su padre y amado esposo mío o su madre oséase yo misma, les gritemos a los cuatro vientos que deben arreglarse para ir a ver un espectáculo, o a cenar con unos amigos o a caminar por la montaña. Entiéndase que nuestra manera de arreglarse es con tejanos y una camiseta no deportiva, hace ya tiempo que dejé de soñar con camisas y pantalones de franela.
Pero aunque debo decir que mis vástagos se han acostumbrado a la comodidad total y han huído definitivamente de la moda, si que tienen su propio criterio para elegir las camisetas que se ponen cada día. De entre todas las que encuentran en el cajón, sólo se ponen sus dos o tres preferidas, las que más les gustan.
O eso pensaba yo.
Decidí practicar un simple ejercicio de cambio de colocación de camisetas, con lo que puse las camisetas del fondo del cajón (las que ellos habían arrinconado), encima de todas, y sus preferidas (las que siempre llevaban) en el fondo del cajón.
Debo decir que mi sorpresa tampoco fue tan mayúscula, cuando los dos se me presentaron vestidos con las camisetas arrinconadas.
En fin, nada de nada de criterio estilístico, básicamente mis hijos se ponen lo primero que sacan del cajón. ¡Sigh! Viva la moda americana, donde prevalece la comodidad por encima de todo.
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