Parece que el dicho "la primavera la sangre altera" se cumple en nuestra familia. Después de un invierno blanco, frío y largo, las primeras flores empiezan a sacar su cabecita de colores entre la hierba, los pájaros cantan, las ardillas trepan por los árboles... y los dientes de leche de mis dos churumbeles empiezan a moverse.
Anteayer, mi hijo mayor empezó a notar que se le movía un diente. Y tanto y tanto lo notó (vamos, que se lo tocaba con los dedos y con la lengua constantemente, sin cesar), que ayer le cayó. Justamente en clase de arte. Yo creo que muy concentrado en la pintura no estaba precisamente.
Cuando fui a buscarlos al cole, el mayor me sonrió con su boquita abierta, orgulloso de mostrarme que su dentadura contaba con un diente de leche menos. Consigo traía un paquetito de papel y en inglés, claro está, su profesora había escrito: "diente dentro". Mi hijo cogía ese papelito como si de un tesoro se tratara.
Al llegar a casa, empecé como siempre a dar órdenes para que limpiaran su mesa de trabajo, para que recogieran su ropa del suelo, para que ordenaran los cuentos que ya habían leído... evidentemente la mesa de trabajo no se limpió como yo quisiera, la ropa del suelo continuó en el suelo y creo que por la noche divisé más cuentos esparcidos por doquier de los que había por la tarde. Al llegar la hora de ir a la cama, pensé que seguramente el diente caído de mi mayor habría sido engullido en alguno de los escenarios que acabo de nombrar. Pero no. El diente estaba intacto en la mano de su orgulloso amo, quien la colocaba delicadamente debajo de su almohada.
El día anterior pregunté a mis hijos si ahora, viviendo en América, era el Hada de los dientes (Fairy tooth) o el Ratoncito Pérez, el que acudía a cambiar el diente por un regalo. Su padre y yo intentamos convercerles que seguramente el Ratoncito Pérez llamaba (por teléfono) al Hada para que ésta reemplazara el diente por el regalo, puesto que ella vivía mucho más cerca de nosotros. Pero mis hijos fueron tajantes: quien venía a visitarlos por la noche cuando un diente se había caído era el Ratoncito Pérez. No importaba lo lejos que viajara, no importaba si no le habíamos enviado la dirección de nuestro nuevo hogar. El Ratoncito Pérez sabía dónde y cuando debía acudir a buscar los dientes caídos de mis dos churumbeles.
Y así fue. A la mañana siguiente, mi hijo mayor se despertó y metió la mano enseguida debajo de su almohada. Y allí estaba el regalito del Ratoncito Pérez. No era el helicóptero teledirigido que mi hijo pretendía conseguir con su diente esmaltado, pero el regalito le hizo mucha ilusión y enseguida empezó a pelearse con su hermano para ver quién abría el regalo. Bonita situación. Si, definitivamente, mis hijos no dudaron ni un segundo en afirmar que era el Ratoncito Pérez quién acudió a la cita raudo y veloz. El Hada de los dientes no conoce ni nuestros gustos ni nuestra casa, me comentaron los dos.
Debo decir que el Ratoncito Pérez tuvo bastantes complicaciones a la hora de encontrar el diente. Después de buscarlo metiendo sus manos debajo de la almohada, tuvo que levantar a mi hijo dormido para poder buscarla mejor, utilizó una linterna e incluso revisó el suelo porque no aparecía. Mientras, mi hijo se dejó menear sin que ninguno de los movimientos bruscos empleados por el Ratoncito Pérez consiguiera despertarle. ¿Que cómo lo sé?¿Quizás lo he soñado?
¡Qué cosas tienes Roser! Por supuesto que es el Ratoncito Pérez quien viaja, cual Papá Noel, a todos los rincones del mundo a buscar los dientes españoles caídos. La señora Hada no entiende de dientes españoles y Ratoncito no puede confiar en ella. Quizás más adelante, cuando os conozca mejor, pueda haceros alguna visita...
ResponderEliminar¿por qué los niños lo tienen tan claro y a su madre le cuesta tanto adivinar la verdad? ;)
EliminarIgual te encontraste con el ratoncito y te explicó lo que había pasado, pero irías dormida y no te acuerdas :) Bonita historia! Besos :D
ResponderEliminarDiana.
Si, debí encontrarme al Ratonazo (ay, Ratoncito quiero decir) Perez y como íbamos los dos dormidos (él por el jet lag) yo pensé que había sido un sueño ;)))))
EliminarHola,
ResponderEliminarQue momentos mas bonitos, en casa (que siempre hemos procurado celebrarlo todo) el Ratoncito es muy bien venido y sobretodo muy esperado, siempre les ha hecho una ilusion especial y a mi tb, para que negarlo. Ya te lo he comentado en alguna otra ocasion, pero te lo vuelvo a decir, como me gusta tu blog y todo lo que cuentas.
Hola! Muchas gracias por tus comentarios, me hacen mucha ilusión!!!!! Y respecto al Ratoncito Pérez, mis niños tienen muy claro que viaja desde España hasta Massachusetts sin intermediarios, pobrecito;) ¡Su ingenuidad es extraordinaria!
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