¿Un mundo ideal?
Imaginad un mundo ideal:
Imaginad un mundo ideal:
en este mundo ideal, las mamás (y algunos papás y algunas nannies), esperan pacientemente delante de la salida del cole a que sus retoños salgan por la puerta. A la hora en punto, detrás de cada profesora, los niños salen, dan la mano a la profesora, quién saluda a la mamá correspondiente (o al papá, o a la nanny) y corren hacia sus mamás, papás o nannies. Cada niño abraza y besa a su mamá, o papá, y les cuentan la multitud de actividades que han hecho en el cole, y todo lo que han aprendido, mientras caminan hacia casa bajo un cielo soleado y una brisa acaricia las caras de todo el mundo, que sonríe feliz.
En Massachusetts, esta es la salida del cole real:
las mamás (y algunos papás y algunas nannies), esperan pacientemente a que sus retoños salgan por la puerta. Pacientemente pero moviendo los pies continuamente, para no quedar congelados, y con la nariz roja, que por suerte se autoregula para que no se congele. Las mamás (y algunos papás y algunas nannies) van abrigados hasta las cejas con gorros de lana, chaqueta térmica hasta las rodillas, botas con lana dentro y calcetines largos y espesos. Aún así, tres minutos a la intemperie quieto a una temperatura de 3ºFahrenheit (o, lo que es lo mismo, -16ºCelsius), te congela hasta la célula más escondida dentro de tu organismo, si no has nacido en esta región y no estás acostumbrado al frío extremo. Los niños no salen a la hora en punto, puesto que siempre hay alguno que se ha olvidado su gorro en clase en el último momento, o la profesora debe abrochar una chaqueta con la cremallera encallada. Los niños salen desbocados, ven a sus mamás (o papás, o nannies), corren hacia ellos y les entregan su maleta cargada mientras les preguntan si pueden ir a jugar al parque. ¡A un parque descubierto! La mamá, aún no recuperada del último resfriado, y con tos desde hace una semana, les responde que otro día, puesto que hoy hace frío y lo mejor es estar en casa calentitos. Los niños, generosos de por si, empiezan a berrear y a llorar, acusando a su mami de que nunca les deja hacer nada de nada. La vuelta a casa empieza con la pregunta de mamá: "¿qué habeis aprendido hoy en el cole?". Si es una niña la que responde, puede que te diga que se ha peleado con su amiga del alma. Si es un niño, te contestará con un "No lo sé", o un "No me acuerdo". El camino hacia casa será lento, puesto que los niños pasarán con sus botas por todos los charcos de agua congelados. A veces caerán, otras veces su mamá les gritará para que se den prisa, puesto que arrecia viento y la sensación de frío es mucho más virulenta. Al llegar a casa, la mamá cogerá las llaves del bolso (no sin antes hurgar en todos los bolsillos de éste intentando encontrar las llaves con unas manos supercongeladas que casi no responden a los estímulos nerviosos), abrirá la puerta y volverá a gritar a sus hijos por enésima vez que entren en casa sin ningún pedazo de hielo que hayan podido recoger por el camino.
Realmente, tampoco hay mucha diferencia entre el mundo ideal y Massachusetts. Todo es cuestión de actitud ;)
Comentarios
Publicar un comentario