Thanksgiving.
La fiesta familiar americana.
El día antes de Thanksgiving, todo son prisas de compras de última hora en el supermercado, pero las caras son alegres. Vayas donde vayas, todo el mundo te preguntará si tienes planes para Thanksgiving. Y te desearán un "happy Thanksgiving" con una sonrisa en los labios.
Hace ya días que los niños tienen expuestos en una pared del colegio los dibujos y los escritos que han realizado para esta ocasión tan especial.
Estoy agradecido por... por papá, por mamá, por los caramelos y los pantalones, por el color rosa y por la Nutella... todo vale, todos tenemos motivos para estar agradecidos.
Y llega Thanksgiving. Todo está cerrado, las tiendas que abren incluso los domingos tienen cerrado el día de Thanksgiving. Las famílias americanas se reúnen para comer pavo y estar todos alrededor de una mesa riendo, discutiendo y recordando.
Este año, mi marido y mis hijos lo hemos celebrado en casa los cuatro. Y ahora viene lo más importante, un secreto que nadie, nadie, debe contar a un americano de verdad: no hemos comido pavo. El motivo era muy simple. Nunca he cocinado un bicho de estos, y mis habilidades culinarias generales son más bien escasas, con lo cual, si mezclamos las dos frases, podría haberse sacado un pavo quemado del horno muy fácilmente.
Este año, he decidido cocinar recetas que mi madre me ha escrito en un libro de cocina y que guardo como oro en paño para ocasiones especiales.
De primer plato, "sopa de pilotilles", una sopa de verduras, con pan y albóndigas. Al cerrar los ojos mientras sorbía una cucharada, me he transportado al comedor de casa de mi abuela, he visto que ella y mi madre andaban atareadas de la cocina al comedor y viceversa, y como yo y mi hermana nos reíamos sin motivo alguno mientras mi padre y mi abuelo nos observaban con cara de pocos amigos.
El segundo plato ha sido "pollo al cava". El pollo cocinado a fuego lento, con un chorrito de cava, mientras mi marido y yo íbamos brindando con el resto del cava, primero por nosotros, luego por Thanksgiving, y luego por el pollo, hasta que no ha quedado ni gota (del cava). Recuerdo que el pollo estaba bastante bueno (si no preguntan a mi hijo mayor, quien ha decidido que no le gustaba).
Los postres han sido un tiramisú casero que ha hecho las delicias del pequeño de la casa, quién me ha ayudado en su fabricación y en la limpieza de los utensilios a base de lametazos.
Si, este año nos hemos quedado en casa los cuatro para celebrar Thanksgiving. Sin pavo. Sin comida americana. Con comida casera que nos ha recordado a nuestra familia del otro lado del océano. Me parece que nuestra celebración de la fiesta americana familiar ha sido realmente eso, muy familiar.
Qué rico todo!
ResponderEliminarLa sopa me recordaba a la de la abuela, me quedé encantada! El pollo... no preguntes a mi mayor;)
EliminarAy por favor que hambre!! El pavo estará muy bueno pero el menú que has preparado no se queda atrás desde luego!! Qué pinta tiene todo!!
ResponderEliminarEl pavo lo habría quemado, el horno no está hecho para mi, yo soy de cosas rapiditas...
EliminarNosotros también lo hemos celebrado en casa y como yo soy alérgica al pavo y al pollo, hemos comido perdices en escabeche. También es una receta que me recuerda mucho a mi casa, aunque allí las perdices se las regalan a mi padre los amigos y aquí en Boston me cuestan un riñón :(
ResponderEliminarPor cierto, pásate por mi blog que tengo un sorteo de turrones y mantecados españoles y participar es muy sencillo ;)
Buen provecho! También un manjar original por lo que cuentas! Ahora me paso por tu blog, un abrazo!
Eliminar