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Mamás supermamás

Aquí en América hay mucho voluntariado, gente que se ofrece para ayudar en determinados trabajos, sin cobrar nada. Yo nada más llegar, me apunté como voluntaria en una escuela de niños discapacitados. Y estoy en la clase de niños de cero a tres años. Está siendo una experiencia fantástica, enriquecedora, abrumadora y llena de momentos felices.

Los niños que acuden a esta escuela son extraordinarios, llenos de vitalidad y buen humor, pero hoy quisiera hablar de sus madres. Esas mamás que llegan a la escuela, con sus hijos en brazos y además cargadas con todos los enseres que creen que sus niños pueden necesitar. Nos indican a las voluntarias dónde está eso o aquello, por si acaso lo necesitáramos. Los dejan un par de horas a nuestro cuidado y se van con el corazón encogido los primeros días, y ya un poco más tranquilas los siguientes, al comprobar que los niños se lo pasan en grande. Generalmente son madres muy jóvenes, entre veinticinco y treinta y cinco años. Y viven para y por sus hijos.
Estas mamás son como el resto de las mamás, pero con superpoderes. Saben todo de sus niños. Todo. Son madres, ante todo, pero mamás supermamás. Son cocineras, limpiadoras, enfermeras, médicos, cantantes, compañeras de juegos. Pacientes y cariñosas. Conocen los límites de los niños. Son todo para sus hijos y sus hijos son todo para ellas.

Algunas veces, las mamás hablan en grupo de sus retoños. La profesora les pregunta y ellas contestan. Y tienen la información suficiente sobre sus peques como para haber cursado un doctorado en la materia. Saben qué tipo de enfermedad tiene su hijo mejor que cualquier médico que lo esté tratando. Se han documentado hasta la saciedad sobre la enfermedad en cuestión, sobre los posibles tratamientos, sobre los efectos secundarios, sobre la calidad de vida y lo que el niño puede y podrá hacer y lo que no puede o no podrá hacer. También son mamás superobservadoras. Mamás que aprenden a mirar a sus hijos y con sólo esa mirada saben si los niños están bien o están empezando a experimentar algún síntoma. Madres que saben como tratar algunos de los síntomas o a quién acudir en busca de ayuda si éstos empeoran. 
Conocen a su hijo mejor que nadie y están dispuestas a todo con tal de mejorar la calidad de vida de su pequeño o pequeña. Son madres muy, muy valientes, supervalientes, aunque ellas no lo sepan. Son personas muy, muy agradecidas, puesto que siempre tienen palabras amables para con nosotros, los voluntarios que les cuidamos a sus hijos sólo un par de horas a la semana, mientras que ellas hacen todo el resto. 
Me impresiona su vocación total hacia sus hijos, y me encanta cuando sus hijos las ven, o las oyen al finalizar la clase. La cara de satisfacción de los niños al saberse cerca de su mamá es impresionante y sobrecogedora.
Estas mamás son como el resto de las mamás, pero más. Más atentas, más cuidadoras, más sufridoras y más valientes. La vida les ha dado una prueba difícil y ellas la están superando con creces, con la abnegación y amor que dan y que reciben de sus hijos. 
Son supermamás sin haberse entrenado, supermamás sin haber buscado el título, supermamás porqué sus hijos necesitan que tengan superpoderes. Y ellas usan los superpoderes para que el pequeño tenga cubiertas sus necesidades y además para que esté contento y satisfecho.
Estas mujeres nunca se quejan, ven a sus hijos como bendiciones y la mayoría siempre tiene una sonrisa en la cara. 
Yo sé alguna canción de las que cantan mis hijos. Éstas supermamás las saben todas. Saben cual es su preferida y cual no, y las cantan mientras la sonrisa de sus niños invade nuestro espacio. Y el espacio se convierte en un oasis de alegría, positivismo y buen humor.

Estoy emocionada y agradecida de poder conocer a esas mamás, esas supermamás que cada día se levantan para cuidar de unos niños con unas necesidades un poco (o mucho) diferentes del resto de niños.



Comentarios

  1. Cuánto admiro a estas supermamás y cuánto admiro a todas esas personas que sacáis tiempo para el voluntariado!! En mi trabajo, compartimos la entrada al edificio con un colegio que es centro de referencia de integración motórica. Todos los días veo llegar a primera hora a varios mamás y papás con hijos en sillas de ruedas, cojos y con diversos grados de retraso en el desarrollo y todos los días me admiro al ver la alegría y positivismo con que vienen todas esas familias. Es admirable.

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    1. Si, y nunca se quejan, son super positivos y afrontan la vida con serenidad. Precisamente gracias al voluntariado estoy pensando en estudiar cursos de educación especial.

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  2. Son fuente de inspiración, gracias por compartirlo

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    1. Lo son. Te das cuenta de lo realmente importante al descubrir sus historias

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  3. Hola, como me ha emocionado lo que explicas y cuanta razon tienes. Yo he conocido alguna de estas mamas y me alucinan cada dia mas. Cuando ves el amor y la dedicación que tienen te impresiona. Dicen que cualquier madre o padre en su lugar hariamos lo mismo, no lo se.....quizas si, de momento me limito a admirarlas/os y a prestar mi ayuda cuando la necesitan. Un aplauso a tu labor y a la de todos los voluntarios.

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  4. Gracias;) la verdad es que ellas son admirables, no sé si todo el mundo lo haría. En cuanto al voluntariado, considero que recibimos mucho más de lo que damos, al poder cuidar de esos pequeñuelos tan fascinantes.
    Un abrazo!

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