Cuando me preguntan qué es lo que más echo de menos al estar expatriada, mi respuesta siempre es muy rápida:
"¡El jamón serrano!"
Si, ya sé que debería decir que echo de menos a la família, a los amigos, mi casa, mi trabajo anterior... pero a mi madre la veo con frecuencia por Skype, con los amigos nos comunicamos por Whatsapp, mi casa es el sitio donde me encuentro con mi marido y mis hijos, ahora tengo otro trabajo que, aunque diametralmente diferente al anterior, también me apasiona, con lo cual, lo que más echo de menos continúa siendo ¡El jamón serrano! Ese olor, ese tacto al coger una loncha con la mano, ese sabor que se derrite lentamente en tu boca y ese éxtasis al tragártelo para acto seguido empezar de nuevo el ritual de los sentidos. Si, si, mi jamón serrano.
Y después de unos años en Massachusetts, finalmente puedo decir que ya tengo todo lo que quiero.
Una de las personas más maravillosas que conozco, Ana, me presentó a una amiga suya que tiene una empresa por internet que suministra jamones llamada Jamones sin fronteras (www.jamonessinfronteras.com). ¡Qué inmenso placer, descubrir en esta página web los productos que anhelaba desde que me trasladé a Massachusetts!¡Qué delicia! Les encargué un poco de jamón, además de otros productos típicos españoles, oséase, chorizo, sobrasada, queso..., y mientras guardaba algunos de estos tesoros en la nevera de mi casa, los otros los llevamos como regalo a casa de unos amigos expatriados que viven en Long Island. Debo decir que el jamón casi ni tocó el plato, puesto que al intentar ponerlo en la mesa, los niños se abalanzaron sobre él cual horda de ogros y los mayores por poco no pudimos ni degustarlo. Pero qué delirio para los sentidos, el poder probar un producto típico de casa a más de seis mil quilómetros de distancia. Y con el jamón, además, existe implícito el ritual de los amigos, del plato que pasa de mano en mano, de coger un trozo de jamón y de hablar, reír, disfrutar de la buena compañía y de las tradiciones que no deben perderse, estemos donde estemos de la geografía terráquea.
Los productos que guardé en casa cual Golum celoso de su tesoro más preciado, van desapareciendo de la nevera mediante un mordisco por ahí, un mordisco por allí y así, como quien no quiere la cosa, Jamones sin fronteras ya tiene a otra clienta encantada de que en Massachusetts se sirvan los productos de casa. ¡Empezando por el jamón serrano!¡Buen provecho!
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