¿Es real el jet lag de ida?
De vuelta a casa para las vacaciones navideñas. De puerta a puerta, más de veinticuatro horas. Taxi, aeropuerto de Boston, aeropuerto de New York, espera larguísima y aeropuerto de Barcelona. Coche de alquiler y a ver a la abuela! Los niños están entusiasmados con mi madre, que los mima hasta la saciedad. Después de una comida sabrosa, siesta con ronquidos. Nos levantamos a las siete de la tarde y paseamos un poquito. Hora de cenar y de dormir. Mañana por la mañana tengo muchos encargos por hacer, me levantaré temprano para ver si puedo con todos. Segurísimo que escucharé las llaves de mi padre cuando éste salga de casa. Así pienso despertarme. Caramba, papá no se levanta. Qué raro, parece que en el pasadizo hay luz natural. Si aún es de noche! Miro el reloj. Las seis y media de la mañana... las seis y media de la mañana? No he cambiado la hora! No estamos en Boston, con lo cual, la hora real es: las doce y media del mediodía!!!!!!!! Maldito jet lag! Y pensar que me creía inmune a esta palabra y a sus efectos devastadores! Los cuatro hemos dormido a pierna suelta más de doce horas! Toda la mañana perdida (o quien sabe, quizá ganada), durmiendo según el horario al que nuestro organismo se ha acostumbrado las últimas semanas, es decir, al horario de Boston!
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